La paciencia suele estar relacionada con la sabiduría en todo ámbito de la vida. En el beisbol no se encontrará la excepción. Si se parte de esa premisa, Niuman Romero quizás sea el bateador más sabio en la historia de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, en dichos y en hechos.
A los 38 años de edad, el legado estadístico, pero más importante aún, el humano, del capitán de Caribes de Anzoátegui, comienza a declararse como patrimonio de la pelota rentada local de invierno. Iniciar la séptima semana de la ronda eliminatoria 2023-2024 como el jugador con mayor cantidad de boletos negociados en la historia del circuito, puede verse como el cumplimiento de un sueño de infancia.
Niuman Romero creció aprendiendo de Bobby Abreu:
“Desde pequeño, siempre he admirado a Bob Abreu y, por lo tanto, su paciencia para afrontar cada turno”, recordó Romero al periodista Giner García, para la antesala de Venevisión en la reciente doble tanda contra Navegantes del Magallanes, en el Estadio Alfonso “Chico” Carrasquel de Puerto La Cruz. “Él jugaba para el equipo y fue una de las cosas que aprendí viéndolo”.
El oriundo de Barcelona amaneció el martes 28 de noviembre con 424 pasaportes, tres más que Luis Jiménez (421), a quien superó en el primer lugar del ranking vitalicio de la LVBP el pasado viernes, de acuerdo con los registros del motor de búsqueda de PelotaBinaria.
La disciplina en el cajón de bateo de Romero, guarda directa relación con la exhibida por su ídolo Abreu, a lo largo de su carrera en las Grandes Ligas, al retirarse con 1.476 caminatas, no sólo la máxima cantidad entre venezolanos, sino entre latinoamericanos.
Admiración por el comedulce:
“Tuve la oportunidad de jugar en su contra y ver en vivo lo que representaba Bob Abreu para su equipo y la liga”, afirmó el oriental. “Eso es lo que siempre ha estado en mi mente, ayudar al equipo seleccionando bien los pitcheos, para que mis compañeros tengan una mejor idea de los lanzadores a los que nos enfrentamos y tengamos mayor éxito”.
El líder de la Tribu labró el grueso de su carrera en los terrenos del país como un primer bate adelantado a su época. Nunca fue rápido entre las bases, ni cumplía con los cánones de ser un infielder de la línea central o jardinero. Pero siempre se embasó, y mucho.
Romero es, entre los jugadores con al menos 3.000 apariciones al plato (acumula 3.051 hasta antes de la jornada del martes) el de mayor porcentaje de embasado de por vida (.382) en los anales del circuito, seguido por Alex Romero (.377), según los criterios del referido portal numérico.
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No deja de creer en sus Caribes:
A pesar de la reciente satisfacción personal, el anzoatiguense no se siente a gusto con el presente. Observar a la divisa oriental en el último lugar de la tabla de posiciones le duele como a pocos, como sólo un referente de su alcurnia es capaz de sentirlo.
“Todos sabemos por lo que estamos pasando, en qué parte del campeonato estamos y cómo hemos jugado la pelota. Queremos ser más sólidos, sobre todo en pitcheo, y en la parte ofensiva ser más consistentes y batear con gente en base, es una de las cosas que nos ha afectado durante el campeonato”, analizó Romero. “Lastimosamente, esta temporada las cosas no nos han salido nada bien, en ningún aspecto del juego, pero la clave está en seguir trabajando y confiar en nosotros para hacer borrón y cuenta nueva”.
Si alguien conoce a la perfección la fórmula para encadenar triunfos que desemboquen en títulos inesperados, ese es el experimentado antesalista.
“A mis compañeros siempre les digo que nunca dejen de trabajar, confíen en ellos y nunca se den por vencidos”, reveló Romero, sobre sus palabras al grupo en tiempos de crisis. “En este juego es más probable encontrarse aspectos negativos, que positivos, así que debemos mantener la mente fuerte”.
Y si existe una persona que no se obnubila en cada viaje a la goma, aunque los resultados estén en contra, ese es Romero. Una virtud adquirida desde la admiración al “Comedulce”.
Escrito por Prensa LVBP